jueves, 14 de mayo de 2009

Historia de la Psicología como Materia

INTRODUCCIÓN
Como bien dijo la profesora Gaby Hdz. al introducir la materia (y parafraseo), en un principio ésta apenas se siente, dando una primera engañosa impresión, errónea; luego, ya a la mitad del camino los nombres comienzan a pesar sobre los hombros; al final éstos son tantos, cada uno con su propia cháchara, que uno se fastidia de sólo pensar que tiene que memorizarlos y relacionarlos con equis corriente o escuela psicológica o filosófica, respectivamente.
Invariablemente, en algún punto el alumno termina preguntándose: ¿de qué diablos me servirá saberme la mugrosa historia de la psicología? Pues bueno, el presente ensayo tiene como propósito poner de manifiesto la importancia, sea cual sea, que tiene la materia Historia de la Psicología dentro del programa de Psicología (general) a nivel licenciatura.


La Historia de la Psicología tiene su principio en la antigua Grecia, y si bien en aquel tiempo no se sabía dónde se originaba el solo acto de pensar, o si el ser estaba contenido en el cuerpo y se extinguía con él en vez de pasar a otro plano, ya existía un concepto que intentaba disipar estas dudas: el alma. Este concepto es, desde el punto de vista de muchas personas, la raíz más profunda de la psicología, que como ya bien sabemos, significa etimológicamente ‘ciencia del alma’, entre algunas otras definiciones similares. Aristóteles fue tal vez la persona más famosa que la utilizó, y por ello se le atribuye a él el título de “Padre de la psicología”, aunque algunos otros tantos autores le den dicho título al tan conocido Freud.

Ok. Ya hemos empezado a utilizar nombres, y es aquí donde surge el primer gran punto (de dos) que me interesa tratar: ¿es necesario saber quién dijo qué…? Bien es posible estudiar la psicología como materia, con todos sus conceptos, ignorando a los personajes famosos que le dieron forma; tomar lo más útil de acuerdo a nuestras propias necesidades y a las de nuestros futuros pacientes, como futuros psicólogos que somos. Sabemos que la diversidad humana es enorme y las personas tienen diferentes intereses y necesidades, así que ¿cómo reconocer qué necesita cada persona? Bueno, eso es algo que aprenderemos de las teorías que veremos a lo largo de nuestra carrera, y también de nuestra propia experiencia por el contacto social en general. Pero resulta que una de las cosas que aprendemos es precisamente que lo que las personas hacen es resultado de sus experiencias, y de cómo ven el mundo, es decir: de las percepciones, percepciones que han forjado durante sus vidas, las cuales son distintas unas de otras en absolutamente cada individuo. Una vez que hayamos conocido por cuáles sucesos ha pasado cierta persona es que inferimos por qué es de cierta manera o por qué hace ciertas cosas; entonces, asimismo sucede con los teóricos de la psicología: sus propuestas son muchas veces resultado de aquello a lo que han estado expuestos, de sus propias inquietudes, de sus propias (desde un punto de vista psicoanalítico) angustias y de lo que el inconsciente les dictó, de aquello que por reforzamiento y castigo (ahora recurriendo al conductismo) se les marcó que estaba bien o mal. Una cosa que pretende la psicología como ciencia es el objetivismo, el eliminar el sesgo, ¿pero cómo hacerlo si a veces ni siquiera el más objetivo y hábil científico se da cuenta de lo que le mueve o de lo que le ciega? Es ahí donde entra el estudio y análisis de la persona, pues es de ahí que nos daremos cuenta de por qué sus teorías toman cierto rumbo, y si éstas son viables o funcionales para todos o sólo algunos; y está justo ahí, en su vida, en su biografía, en lo que pasaron.

Entonces el estudio biográfico será nuestra herramienta para conocer a estos hombres, pues no podemos ir a hacerles una entrevista o una observación natural (la gran mayoría ya murió). Ahora bien, también hay que ver los contras del estudio biográfico que nos guiará a través de todos esos pensamientos tan novedosos e importantes para nosotros. ¿El estudio es autobiográfico? Casi con seguridad hay sesgo. ¿Lo realizó un pariente, un amigo, un oponente teórico? ¡Júralo que lo hay! ¿Un conocido? Es algo probable que por falta de interés se pierdan importantes detalles. ¿Un historiador? Tal vez es el más indicado, pero: ¿cuántas veces se ha traducido y por qué traductores…? Acordémonos de la diferencia de percepciones, acentuada en el cambio de una cultura a otra, transición inherente casi siempre al cambio de un idioma a otro. Etcétera. Así que al final quién sabe qué tan veraz es la información, cualquiera que sea. Sin duda con todo y estos obstáculos hemos conocido la historia universal, no sólo la de la psicología; la historia en general está llena de deducciones y la de la psicología también ha de rellenarse así en algunas partes, todo en nuestro intento de establecer coherencia con nuestro pensamiento en turno. Otro punto a desfavor, y éste ya es a nivel local (UVM Campus Victoria), es la extensión en horas de la materia Historia de la Psicología, ridículamente corta para pretender abarcar más o menos un centenar de biografías.


Pasando al siguiente punto, y retomando la historia: la psicología, como ciencia del alma, empezó entonces en un plano filosófico, metafísico, e inmaterial, y fue sólo a través de muchísimos años que logró salirse de ahí para meterse en la ciencia, empírica, experimental y física; pero ojo, no toda la psicología hoy es ciencia, para muestra el humanismo o el psicoanálisis. También para muestra la escolástica, el estructuralismo, el funcionalismo, el positivismo, etcétera. Estas últimas, todas corrientes filosóficas que mucho tuvieron que ver, se consideran ya “no vigentes” para lo que a la Psicología de hoy compete, para su campo de acción; y sin embargo están colocadas honrosamente dentro del programa de Historia de la Psicología, por obvias razones, pues. Todas fueron aportando teorías, términos e ideas para formar la Psicología que hoy conocemos, pero no sólo están ahí en el programa (quiero creer) para ser reconocidas y admiradas, ni para que sin ton ni son relacionemos cierta idea contemporánea con su relativo surgimiento desde una de ellas; quiero creer que están ahí principalmente para ser rescatadas, pues probablemente todavía tienen elementos útiles que no han sido empleados, y es que no por nada fueron el boom intelectual de su época, así como hoy lo es la ciencia. Entonces el segundo punto se refiere a la vigencia de los conceptos propios de cada corriente filosófica-psicológica, tal vez a la manera en que son impartidos en la clase; tal vez sólo sea cuestión de leer lo que de ellos se escribió, y nada más que como una lectura amena, por cultura, sin gran repaso, sin una memorización rigurosa. Será en esta lectura que los alumnos se darán cuenta de si lo que ven les sirve o no, si es compatible con los modelos actuales para el anteriormente mencionado rescate, si será puesto en el baúl de los recuerdos, o del olvido si quieren.


Historia de la Psicología como materia es tan importante como son importantes las teorías de la personalidad o como lo es conocer y comprender la percepción, pues nos pone al alcance de la mano no sólo de qué ha tratado la psicología a través del tiempo; no sólo nos enseña las teorías ni el conocimiento este, sino que también nos invita a indagar en el porqué: nos pone en papel las razones por las cuales el hombre la ha creado, razones no manifiestas, sino ocultas en cada detalle de sus vidas. Historia de la Psicología es una materia escrupulosa que sin duda pocos gustarán, pues requiere de un nivel alto de sumersión y reflexión en el pensamiento de los personajes partícipes para lograr su objetivo. Historia de la Psicología me pone a pensar qué tan bien colocada está la misma apenas en el 2º tetramestre de la carrera, cuando el alumno tiene tan pocas herramientas para el estudio de las personas; pensamiento que sin embargo se confronta con aquél que me dice que también Historia de la Psicología tiene una labor introductoria en lo que serán estas herramientas, para después ser profundizadas en otras materias.
Si bien Historia de la Psicología, como materia, pinta de muy aburrida, hay que aceptar que relevancia la tiene. Tal vez el psicólogo clínico, el educativo o el laboral, por pura practicidad se dedique únicamente a emplear lo que aprendió, confiando en que es lo más funcional, pues de hecho muy probablemente lo sea; pero el psicólogo experimental indagará en nuevas y perfeccionadas formas de psicología, y echando un vistazo al pasado encontrará mucho material para esa tarea.

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