domingo, 18 de abril de 2010

De la Interpretación de los Sueños

Aquí pretendo desglosar de manera crítica una de las obras de Freud (su más famosa): La Interpretación de los Sueños, la cual fuera publicada en 1900.

En La Interpretación de los Sueños, Sigmund Freud propone una teoría que está fundada básicamente sobre dos máximas; éstas son:
1. Todos los sueños son interpretables; es decir, tienen una explicación y un significado descifrables.
2. Todos los sueños son realizaciones de deseos.
El segundo enunciado es con facilidad puesto en tela de duda por un gran número de personas, y es que, ¿cuántos no hemos soñado pesadillas tan horribles o situaciones tan ridículas que nos resulta increíble pensar que sean algo que en verdad deseamos, esté o no el deseo a un nivel inconsciente…?
Freud llama deformación onírica a la transformación que tienen nuestros deseos al pasar al lenguaje de los sueños; la deformación onírica entonces a veces es tan radical y actúa de manera tan extraña que de ella resultan cosas tales como las pesadillas o los sueños penosos. La deformación onírica es un recurso que nuestra censura utiliza para no poner de manera tan manifiesta nuestros deseos prohibidos y reprimidos, pues como ya ha de suponerse, representan de alguna forma una amenaza para nuestra realidad yoica.
Así, desde el punto de vista de la realización de deseos, pueden distinguirse dos tipos de contenido en nuestros sueños: el contenido manifiesto (u obvio), tan predominante en los niños, y que no requiere de gran reflexión para su interpretación; y el contenido latente (u oculto), aquél que ha sido víctima de la deformación onírica de la censura y que no se deja ver sino después de un concienzudo análisis.

Freud nos bombardea a lo largo de su libro con más de un centenar de ejemplos propios, de sus pacientes y de sus colegas, en los cuales realiza una interpretación llegando a la explicación lógica del sueño, siempre bajo la segunda máxima antes mencionada. En un principio la secuencia que siguen dichas interpretaciones puede notarse algo forzada, casi difícil de creer, pero luego de tantas y tantas interpretaciones, en las cuales el viejo siempre termina teniendo la razón (o al menos así nos lo hace saber, hasta entrecomillando las afirmaciones de sus pacientes y colegas), el lector termina creyéndose que de verdad funciona su método descifrador. A saber que este método descifrador no es precisamente como un diccionario de símbolos o imágenes, no es como esos libros donde te ponen en una columna una palabra (digamos “dinero”) y en la otra lo que significa (tal vez “próxima pérdida económica”). No. Este método es moldeable a cada persona, y toma como elementos principales: la experiencia preliminar o del día inmediato anterior al sueño; sus deseos (que obviamente serán en cada persona distintos aunque sea por un ápice); cualquier otra información de la vida de la persona aunque parezca insignificante, la cual será tomada en una sesión de asociación libre; y por último, los estímulos internos y externos a los que no dejamos de estar expuestos durante el reposo (es posible que un dolor de estómago nos haga soñar que nos atraviesan el vientre con un cuchillo, así como quedar descubiertos de sábanas repentinamente puede hacer que nos soñemos desnudos).

Para poner en práctica la interpretación de los sueños, confirmar que de hecho es correcta, y hacer notar que en efecto comprendí (más o menos) cómo es que se realiza tal cosa, expondré a continuación un sueño que tuve apenas una noche antes a la realización de este ensayo. Entre otras imágenes oníricas que recuerdo menos, experimenté en sueños la siguiente escena:
Llego a cierta reunión donde hay mucha gente que desconozco, desde niños hasta personas ya mayores. Ahí me encuentro con mi amiga D de la mano de su ex novio R (apenas conocido mío), quien anda algo agresivo y receloso; echo relajo con ellos a pesar de que R continúa sin mostrarse muy amistoso. Luego por allí anda mi amigo F y también relajeo un poco con él. Al final ya es hora de que yo me vaya, y vuelvo con D y R a despedirme, encontrándome con que por fin pude hacer buena química con R y terminamos de manera amistosa; después me voy despidiendo de mano con todos los demás, consciente de que no los conocía, y hasta fue de mano y beso con algunas mujeres jóvenes.
OK. La información que se debe saber del día anterior, es que yo había quedado con F de que nos veríamos, y en realidad tenía muchas ganas de reunirme con él, pero por ciertas razones no nos fue posible. En mi sueño tengo la fortuna de encontrármelo, cumpliendo ese deseo que en la realidad había quedado inconcluso. A mi amiga D la había visto tres días antes, llorando, porque había cortado con su novio; entre yo y F nos habíamos encargado de consolarla, enterándome yo en el acto de un montón de cosas negativas que no sospechaba de R (su ex novio), y es que yo tenía a R en un muy buen concepto, y aunque apenas lo conocía me caía bastante bien. En el sueño R muestra poderosamente sus rasgos negativos, en mi deseo de creer lo que F y D me decían de él a pesar de lo que yo ya tenía en mente. Si al final del sueño termino viendo a R más agradable y amistoso conmigo es sin duda por el deseo que también tengo de consolidar las dos ideas (la que yo tenía antes de él y la que tuve después de que me contaran), o mi creencia de que nadie es ni malo ni bueno, sino que tiene sus facetas. D y R están en mi sueño de la mano, lo cual cumple mi deseo de verlos juntos (en realidad me parecían antes la pareja perfecta). Por último el hecho de que despida tan afectuosamente a todos cuando me iba remonta sus raíces a tan sólo dos días antes, cuando asistí a mis clases de rondalla al CBTis 24; había allí tanta gente conocida como desconocida que preferí no saludar personalmente a nadie con tal de no hacerlo con los desconocidos, a los cuales, en realidad, también quería saludar, pero reprimí ese deseo. En mi sueño, mis compañeros desconocidos de rondalla son representados por un grupo azaroso de gente ignota, a la cual si bien no saludo propiamente, sí sustituyo mi gesto por uno de despedida, y personalmente.

Quién sabe si a La Interpretación de los Sueños se le pueda considerar una teoría científica, pero al menos desde mi punto de vista validez sí la tiene, pues cumple muy bien con lo que su propio nombre dicta. El libro no es muy difícil de leer incluso para alguien que no estudia psicología, pues la terminología que utiliza apenas toma palabras que no son propiedad del acervo común, haciéndolo un ejemplar práctico para cualquier persona con un mínimo (no tanto) de cultura que desee saber por qué sueña lo que sueña.

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